Taller Alberto Giacometti

Taller Alberto Giacometti

                 El artista de las esculturas largas, delgadas y llenas de emoción

Alberto Giacometti nació en un pequeño pueblo de montaña llamado Borgonovo, en Suiza, el 10 de octubre de 1901. Desde que era muy pequeño, vivió rodeado de creatividad. Su papá, Giovanni Giacometti, era un reconocido pintor impresionista, así que en su casa había pinceles, colores, cuadros y muchas charlas sobre arte.

A los pocos años, Alberto ya dibujaba y hacía pequeñas esculturas con plastilina. Le gustaba observar con atención los rostros de las personas y cómo se movían.

A los 13 años, ya había hecho su primer retrato en óleo, y poco después comenzó a probar con escultura, modelando la cabeza de su hermano Diego, quien más adelante se convirtió en su asistente y colaborador.

Estudió en la Escuela de Artes y Oficios en Ginebra, donde aprendió dibujo, pintura y escultura. Pero Alberto quería estar donde el arte moderno estaba pasando… así que en 1922, con solo 21 años, se fue a vivir a París.

Allí entró a la Academia de la Grande Chaumière, donde aprendió de grandes escultores y conoció a otros artistas como Picasso, Miró y Breton. Se interesó mucho por el cubismo y el surrealismo, pero siempre buscaba su propio camino y estilo.

A lo largo de su vida, vivió momentos muy duros. Durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo que regresar a Suiza. Cuando volvió a París, la ciudad estaba triste y gris… pero Giacometti nunca dejó de trabajar. Siguió esculpiendo, pintando y buscando cómo mostrar la esencia del ser humano.

Lo que lo hizo famoso en todo el mundo fueron sus esculturas muy delgadas, alargadas, que  parecían  esqueletos, pero  qué estaban llenas de expresión y emoción. Las hacía en yeso o cera, y luego las fundía en bronce.

Estas figuras parecen personas caminando solas, como si fueran sombras largas proyectadas por la luz. Otras parecen pensar en silencio, como si llevaran en sus cuerpos todo lo que han vivido. Algunas tienen rostros pequeñísimos, casi sin rasgos, porque él decía que era imposible ver todo lo que hay en una persona de cerca.

Giacometti no quería copiar cuerpos perfectos ni héroes musculosos. Él decía que, cuando miraba a una persona durante mucho tiempo, la sentía lejana y difícil de atrapar.

Por eso sus esculturas son altas, frágiles, pero fuertes al mismo tiempo.

Quería mostrar cómo se siente una persona en el mundo, no solo cómo se ve.

Giacometti nos enseñó que no hay una sola forma de ver a una persona. Él no buscaba la belleza clásica, sino la emoción, la distancia, la soledad, la fuerza interior.
Nos hizo pensar que una figura muy delgada también puede ser muy poderosa.

¿Cómo trabajaba?

Usaba alambre, arcilla, yeso y bronce.

Comenzaba moldeando con alambre o cera, haciendo figuras muy finas.

¡Trabajaba durante horas y días! A veces hacía y deshacía la misma figura muchas veces.

Decía que nunca estaba totalmente satisfecho, porque siempre veía algo más que quería cambiar.

Sus obras más famosas

El hombre que camina
Una figura masculina delgada y firme, dando un paso. 

Mujer de pie
Una figura femenina vertical, quieta, como si estuviera esperando algo.

Cabezas y retratos
Pequeñas esculturas de cabezas humanas, que parecen estar llenas de pensamiento.

Sus obras se pueden ver en museos muy importantes como el MoMA (Nueva York), el Centro Pompidou (París), o la Fundación Giacometti (también en París).

Taller de Escultura con Alambre: “Figuras al estilo Giacometti”

¿Te animas a crear tus propias esculturas delgadas y expresivas como las de Giacometti?

En este taller vamos a dejar que tus manos den forma a lo invisible, y aparezca una escultura delgada con el gesto y postura que quieras poner para trabajarla en alambre y arcilla.

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