
Taller Jackson Pollock
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El pintor que hizo del caos un arte
Jackson Pollock nació el 28 de enero de 1912 en Cody, un pequeño pueblo en el estado de Wyoming, Estados Unidos. Murió joven, el 11 de agosto de 1956, en un accidente de coche. Tenía solo 44 años. Pero en ese corto tiempo cambió la historia del arte para siempre.
Era el menor de cinco hermanos y desde pequeño fue un niño inquieto, curioso y con un carácter fuerte. Su familia se mudó muchas veces, así que pasó su infancia en distintas ciudades del oeste americano.
Desde joven mostró interés por el arte, y en la escuela secundaria decidió que quería ser pintor. A los 18 años se fue a Los Ángeles a estudiar arte, y poco después se mudó a Nueva York, donde comenzó a formarse como artista con Thomas Hart Benton, un pintor muy importante de esa época. Benton pintaba escenas realistas y campesinas, pero Pollock pronto buscó algo mucho más emocional y salvaje.
Jackson Pollock tuvo una vida personal difícil. Luchó durante muchos años con problemas de alcoholismo y momentos de mucha ansiedad. A veces, se alejaba de todo por semanas, pero en su taller encontraba una forma de calmarse: pintando sin control, dejando que sus manos y su cuerpo se movieran libremente.
En 1945 se casó con Lee Krasner, también artista, quien fue su gran compañera y lo apoyó durante sus momentos difíciles. Vivieron juntos en una casa-taller en East Hampton, cerca del mar, donde Pollock creó sus obras más importantes.
Pollock rompió con todas las reglas del arte clásico. Hablaba de la destrucción de la imagen cuya entropía, entendida como la tendencia natural hacia el desorden y la uniformidad, aparecían como protagonistas en sus composiciones aparentemente caóticas. Su técnica, basada en el derrame controlado de pintura, elimina las estructuras jerárquicas tradicionales, generando una sensación de dispersión y aleatoriedad. Ya no pintaba retratos ni paisajes ni escenas reconocibles. Él decía que el arte tenía que salir de dentro, no de lo que veías afuera. Así fue como inventó una técnica muy personal: el “dripping” o goteo de pintura.
Su técnica consistía en:
Poner el lienzo en el suelo, no en un caballete.
Usar palos, cucharas, latas, agujas o directamente sus manos.
Caminar alrededor del cuadro y salpicar, derramar, lanzar o dejar caer la pintura.
Escuchar música (a veces jazz) mientras pintaba, como si estuviera bailando.
Lo importante no era lo que “dibujaba”, sino cómo lo sentía. Cada mancha era un movimiento del alma, una emoción sin forma.
El arte sin imagen
Pollock fue uno de los primeros en decir:
"La imagen no importa. No quiero representar nada. Solo quiero mostrar energía."
Eso significaba que ya no pintaba cosas reconocibles: ni árboles, ni caras, ni animales. Solo trazos, manchas, caminos de color. Este nuevo tipo de pintura se llamó expresionismo abstracto.
Muchos al principio criticaron su trabajo. Decían que era “sucio” o “sin sentido”. Pero poco a poco, los expertos entendieron que Pollock estaba abriendo una puerta completamente nueva al arte: una puerta donde las emociones, el cuerpo y el gesto eran los verdaderos protagonistas.
Obras más importantes
Convergence (Convergencia)
Una obra llena de energía, con colores que parecen explotar sobre el lienzo.
Número 1A / Lavender Mist (Niebla de lavanda)
Un gran cuadro de tonos suaves, donde las líneas y las gotas parecen flotar.
Autumn Rhythm (Ritmo de otoño)
Tonos tierra y grises, como un bosque agitado por el viento.
Todas sus obras no tienen un punto de inicio ni un final, y eso es lo que las hace tan interesantes: puedes mirarlas desde cualquier ángulo y descubrir caminos, ritmos y formas escondidas.
Hoy en día sus cuadros están en los museos más famosos del mundo, como el MoMA en Nueva York y la Tate Modern de Londres. Y su casa-taller en East Hampton se conserva como museo.
¿Por qué sigue siendo importante?
Porque demostró que el arte también puede ser caos y emoción.
Porque liberó al artista: ya no necesitaba copiar la realidad.
Porque hizo del movimiento, la mancha y el gesto, algo bello y poderoso.
¡Taller de pintura libre al estilo Pollock!
¿Te gustaría pintar con cuerdas, palos, gotas y colores sin miedo a ensuciarte?
Ponte ropa cómoda, porque usaremos pintura líquida, grandes papeles en el suelo y música divertida.
Aquí la mancha es protagonista y la libertad es la regla, ven a divertirte.